Cuando era chico las uñas me las cortaba mi papá con una tijerita chiquita y de punta curva. Mi viejo lo hacia con toda delicadeza por lo que cuando empecé a cortármelas solo me lastimaba bastante, así que descubrí el alicate. Nunca pensé en otra forma de cortarme las uñas: el alicate o una tijerita, a lo sumo una tijera.
El Domingo en una de tantas charlas del día del amigo con el grupo en el cual siempre nos vamos a charlas desde escatológicas hasta escatologisimas (si existe la palabra), empezaron a hablar del dedo gordo del pie de uno de los chicos, que aparentemente es demasiado largo. Circularon miles de teorìas respecto de como son los dedos de los pies, muchos se sacaron zapatillas y medias para mostrar los suyos. De los dedos se llegó a las uñas (luego de discutir si un pie sin pelo es femenino o no). Resulta que este mismo que tenía el dedo gordo muy largo, también tiene las uñas largas y duras (según contó la novia quien siempre está bajo riesgo de morir por la herida de esas armas punzantes).
Le preguntaron como se cortaba las uñas, y el dijo que con alicate y que ha roto muchos alicates en el proceso de corte.
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Y ahí aparecieron otros mètodos:
1) se lo corta con las manos, como quien saca el troquel de un cartòn...
2) se come las uñas de los pies, haciendo gala de un gran contorsionismo y realmente paciencia y obsesión, porque más que pueda y no me de asco, no me gastaría ni en pedo en cortarme así
3) una combinación de todas, se los precorta con alicate, lo saca con la mano y se lo come...
las arcadas de solo recordarlos fueron como cuando leí ésta Historia en Origen Ramero
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