11.7.08

Los enanos de Jardín


Desde que nací hasta mis 17 años viví en una casa con un parque largo con mucho césped, muchas plantas y árboles en la zona sur de Rosario. Era una casa hermosa, ideal para que mi hermano y yo jugáramos y corriéramos, trepáramos y creciéramos. Teníamos mascotas, pileta, pelota y bicicleta. Mi viejo lavaba el auto en el patio, mi mamá hacía jardinería con las plantas, mi abuelo cortaba el pasto, a veces.
Entre las muchas macetas y adornos de jardín, mesas y sillones, reposeras y hamacas paraguayas teníamos un enano de jardín, con el que mi hermano y yo jugábamos a veces también, y nos divertíamos hablándole e inventando historias con la estatuita.
Además era el único habitante de la casa que estando de pie, era más bajo que nosotros. Y estaba siempre sonriendo el enano.
Un día mi mamá fue a comprar plantas, tierra y semillas y volvió con otro enano mucho mejor hecho. Estaba mejor pintado, mejor vestido y era mucho más nuevo. Y con mi hermano empezamos a darle más bola a ese enano.
Al mes de la compra del nuevo enano, algo pasó. Un Domingo a la mañana mi mamá nos despertó y nos dijo "No se asusten pero anoche entraron a robar y se llevaron la bici con rueditas ". Era la bici de mi hermano… Mi hermano lloró mucho, pero le prometieron que le iban a comprar otra.
Pero cuando salimos al patio nos dimos cuenta de algo, no solo faltaba la bicicleta. Faltaba el enano más viejo, y el otro estaba partido a la mitad… Nuestros viejos nos dijeron que se habían robado al enano más viejo y en la escapada seguro se les había caído el enano más nuevo…
Con mi hermano nunca creímos esa historia. Siempre supimos que el enano más viejo, en un ataque de furia por los celos había asesinado al enano nuevo y había huido con la bicicleta de mi hermano

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