Volviendo a mi casa después de una larga jornada de trabajo pensé en ir a la verdulería a comprar frutas, más precisamente mandarinas y naranjas que son mi debilidad primaveral. A una cuadra de la verdulería del barrio vecino y de la cual soy habitué, veo algo chiquitito que se mueve en el piso y que hubiera pisado si no hubiera estado tan atento a mis pasos (con el único objetivo de no pisar los cachos de dogshit que abundan). Era un pichoncito chiquitito, sin plumas, amarillito, silencioso, asustado, indefenso. Ahí nomás le metí un pisotón y seguí hasta la verdulería...
1 comentario:
Taradoooooooo Te odio :( Jajajaja
SALUDOS!
nATY
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