13.12.11

Muerte y más allá

En una sobremesa familiar luego de contarle a mi familia el triste fallecimiento de un familiar de una amiga apareció sorpresivamente una charla vinculada a dos sucesos que marcaron mi vida familiar muy fuertemente: la muerte de mi abuela paterna cuando tenía 15 años y la de mi abuelo materno unos 8 más tarde.

El primero de los sucesos fue una larga agonía. Mi abuela tuvo un pico de presión y quedó internada unos cuantos días esperando el deceso. A mi hermano y a mí nunca nos contaron eso y no fuimos al sanatorio sino hasta que evidentemente ya era inminente.

Recuerdo el gesto serio de mi papá, apoyado contra una pared mirando fijo el piso con las manos atrás de la espalda como si realmente hubiera estado solo el y ese mosaico que miraba. Como si en ese cuadrado de 15 x 15 hubiera habido alguna explicación. Que mi viejo no se percatara de la llegada de mi hermano y mía era un síntoma, muy grande. Recuerdo a mi prima menor, decirme por lo bajo: "saben desde el primer día que se va a morir". "Morir!" Nunca en mi vida había pensado en eso, nunca se había muerto nadie en mi vida... y fue en ese momento que mi abuelo y mi tío me dijeron que fuera a verla. Nada se parecía a la última imagen que tenía de ella y no la voy a describir ahora. Pero fue la última vez que la vi... Me pasé toda la noche al lado de mi papá que estaba a cargo de todo, yo estaba al lado de él para todo lo que necesitara, no dormí ni un segundo y lo escuché toda la noche y tal vez el resto de nuestras vidas hasta el día de hoy cantando: "So, hurry, go to your mamma.".

Muchos años después de eso, le conté, en esta sobremesa que la noche siguiente al fallecimiento de mi abuela, soñé con ella, que estaba en la puerta de su casa, con mi hermano, con mi prima menor. Me recuerdo a mi mismo sin poder entender nada, cruzar la calle corriendo y llegar hasta el hueco que había hecho debajo de su brazo izquierdo para mí, mientras me decía "No se preocupe m'hijo, que yo estoy bien". Les explicaba que ese suceso había alivianado mi espíritu y que a pesar de no creer en nada, creo en eso, eso pasó y fue muy real.
Cuando terminé de contar eso, mi hermano con los ojos enormes abiertos me mira y me dice "yo soñé lo mismo, con ella y con el abuelo...".

Mi historia con mi abuelo fue distinta. Mi abuelo decidió dejarse morir, se abandonó, pidió vivir en un geriátrico y poco a poco se fue deteriorando. Ese fue el año y medio que más cerca de el estuve, a pesar que nuestra relación siempre fue muy especial, yo era su nieto preferido.

Durante los últimos 6 meses de su vida, nos llamaron muchas veces diciéndonos que se había descompuesto, cada nuevo suceso nos sorprendía menos, por lo que íbamos más tranquilos pensando que era un nuevo episodio... pero el día del último, estaba yo solo, no teníamos celulares, mis viejos laburaban, mi hermano era chico. Yo también lo era...

Los paramédicos no podían inyectarle de tan débil que estaba, los capilares de las venas no resistían... yo le hablaba y no sé si el me oía. En la ambulancia me miró con cara de "no me quiero morir..." estiró la mano, yo llegué a agarrarla, apretó... abrió los ojos azules, infinitos... eternos desde ese momento...

El tipo que manejaba la ambulancia me dijo, con mucha delicadeza profesional:

"vas a tener que buscar una cochería pibe..."

No recuerdo qué llamados hice, qué intenté, qué pedí... fue una de las veces que más solo me sentí en la vida... en una sala de espera de un sanatorio, donde nadie de daba cuenta que necesitaba ayuda... dos horas interminables... pero ahí me quedé... porque yo entendí ese día que mi abuelo había querido morirse conmigo. Me había elegido a mí... su preferido.

1 comentario:

Andrea dijo...

wow... muy fuertes tus historias...

conmovedoras...

que hayan soñado los dos con lo mismo claro que significa algo... no lo olviden.