Como ya avisé en esculpadelacalor.blogspot.com pienso hacerle frente a la gatita de recursos humanos con historias de una excompañera de oficina de mi actual trabajo.
y va la primera:
La chica esta estudiante de la Ucel (como buen mal estudiante que soy no voy a hacer mención alguna a que clase de carrera lleva adelante, todavía tengo los pies sobre la tierra) había decidido comprarse una computadora, y nos consultaba a sus compañeros respecto a qué especificaciones requería. Le podíamos decir cualquier cosa que ella nos iba a hacer caso, pero no somos malos y le dimos lo más acorde a uso y precio. Lo que ella quería era comprarse una notebook para caretearla en la facu, pero nosotros le ahorramos la vergüenza de hacer una de las tantas ineptitudes que hacía en la oficina.
Finalmente la compró y nos enteramos que lo hizo a través de un préstamo para jubilados que le otorgaron a la abuela. La abuela tenía menos de 100 años pero más de 85. Y ella dejó caer esta frase: "´La compré con un préstamo que le dieron a mi abuela..." y luego bajando un poco la voz pero no lo suficiente porque yo la escuché dijo: "si se muere no hay que seguir pagando..."
Digo, lo podés pensar... pero decirlo ya me pareció demasiado...
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