Ha vuelto a desaparecer sin dejar rastro mi amiga Barsótica, la escritora del oeste, y hace mucho que no posteo nada de ella, así que ahí va, deleitense:
Su mirada era una suerte de misterio y de resignación que a Elena le resultaron interesantes desde un principio. Su meta nunca fue obsesionarse, pero algo en Ana la había intrigado y no iba a detenerse hasta encontrar aquello que la hiciera olvidarse de ella...o al menos perder el interés.
La primera foto que le tomo fue el primer día que la vio, o más bien, el primer día que Elena se dio cuenta que algo en Ana era diferente. No admitiría nunca que el brillo en sus ojos denotaba el principio de un enamoramiento que acabaría en obsesión, ni mucho menos hablaría de esto con Juan ya que le daría razones para tildarla de loca.
Sin embargo, Juan entró a su habitación un día, buscando algún cigarrillo perdido entre tantos papeles, anotaciones, cuentos inconclusos y fotos viejas, y se encontró con Ana. Su primera reacción fue la de sorpresa: de donde conocería Elena a aquella hermosa mujer. Reviso mas fotos, todas de Ana: Ana subiendo a un colectivo, Ana encendiendo un cigarrillo, Ana hablando con un hombre... y se asusto. Juan empezó a imaginarse a su hermana convertida en un espía que al cabo de unas semanas era descubierta y atrapada por los policías, pero nunca lo podría adivinar. Su hermana era una caja de sorpresas, un día aparecía vestida de budista y al siguiente se convertía en espía. Esbozo una sonrisa luego de encontrar un cigarro a medio fumar apagado en el cenicero y se guardo una foto en el bolsillo, por las dudas.
Elena era una mujer sencilla y sobre todo soñadora.
Por Bárbara Giménez (barsótica) http://www.fotolog.com/blancalinea
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