15.9.08

Yo tengo miedo a los baños de los micros de viaje

Quizás el término adecuado no sea miedo y, a lo mejor, ya haya superado esta cuestión. Pero durante mucho tiempo evité la situación.
Puede que haya tenido que ver conque nunca en mi vida viajé en micro hasta que empecé a irme de vacaciones sin mis viejos, o cuando viajaba seguido a Buenos Aires.
La primera vez que sentí necesidad de ir a un baño en un micro estaba atrapado por el compañero de asiento que no hacía más que roncar y resoplar y, habida cuenta que me dieron ganas cuando estaba por llegar a una parada donde bajaba gente, esperé a ese momento. Hay que admitir que los baños de los micros no son nada cómodos, con el bamboleo del micro hay que encontrar una posición en la cual poder mantenerse en pie, sujetar lo que haya que sujetar con cuidado de no perder el equilibrio y decorar paredes, piso, techo y ropa de incipiente líquido...
Pero lo que más me preocupaba, y además no me animaba a preguntar a riesgo de quedar como un pelotudo, era que nunca sabía como hacer para darme cuenta si el baño estaba libre o no.

En un viaje a Buenos Aires no podía evitar ir al baño, tenía que ir si o si. En ese viaje había subido en la Terminal una señora con un chico de mi edad pero de un tamaño considerable, medía como dos metros y era bastante robusto. Pero además tenía alguna especie de lentitud mental... En el momento que mi cuerpo le ordenó a mi mente que había que dejar de lado la fobia y dirigirse al baño, me dirigí hacia el piso inferior y le pregunté a una vieja que estaba sentada justo al lado de la puerta del baño si estaba libre. La vieja me hizo un gesto como que si, que estaba libre, entonces abrí la puerta...

Cuando abro la puerta estaba este gigante lento, con los pantalones por el piso y papel higiénico en la mano y mirándome con terror, calculo que con el mismo terror con el que yo lo vi y cerré la puerta de repente. La miré a esa vieja hija de puta, la cual juraría que sonreía ladinamente...
Finalmente este pibe salió, pero cuando entré el baño era un desastre! Había tremendo olor a mierda y cantidades de papel tapando el inodoro. Yo no podía aguantar más así que me mandé a hacer lo mío. Cuando salgo había uno esperando para entrar. Yo salí y tímidamente le sugerí que no estaba en las mejores condiciones el baño. EL tipo no me escucho y se mandó.
Yo subí y me senté aliviado...

Cinco minutos después el tipo que entró después de mi al baño, subía con cara de culo y desde el principio del pasillo me lanzó una mirada reprobadora que sostuvo hasta que me pasó por al lado y no lo vi más...

Desde ese entonces pido el asiento del micro donde pueda ver la puerta del baño para no depender más de una vieja hija de puta.

2 comentarios:

SHEWOLF dijo...

Ja!! me dio mucha risa. Que poca ma... de la vieja la verdad!! Yo sólo he ido al baño en caión una vez. Me estresé mucho porque el camión no iba por una zona prescisamente plana y con lluvia ¡menos! ya parecía que estaba bailando en la taza y temía que pasara un grave (y asqueroso) accidente. Por suerte me agarré bien fuerte del lavabo y puse los pies en la tazita y lo logré!!
Tengo una duda, ¿porqué los baños del colectivo son más calentitos que el autobús en sí?

Lobita Nocturna dijo...

¡Ah, los baños! Yo le tengo mido a todos los baños: los del colectivo, los del colegio, los de la plaza, los de mi casa... ¡A todos!
¿Habrá algo mal en mí?