26.3.11

Laberinto

Un hombre de buenas intenciones pero corto carácter entra a un laberinto (de espejos o arbustos o paredes de galletitas, como ustedes prefieran). El laberinto tiene muchas salidas pero, además, una de ellas es la propia entrada.
Dentro del laberinto hay caminos que lo ponen cabeza abajo, pasillos en los que hace mucho frío o mucho calor y algunos en los que no hay luz.
Cada vez que un pasillo termina hay dos opciones, tomar algunas puertas que lo invita a seguir adelante en el laberinto, sorteando nuevas alternativas o abrir una puertecita que está en el suelo y que es un tobogán que lo lleva al principio de todo, pero de espaldas. Cuando llega ahí ya se ha olvidado del laberinto y no volverá a ingresar.

El laberinto tiene sólo una salida a la felicidad y todas las otras son desdichas... No sirve la forma de Teseo, no hay una Ariadna en juego, el hombre de buenas intenciones pero corto carácter debe llegar hasta el final por su propia felicidad. Pero en el camino tendrá obstáculos. Obstáculos con nombre y apellido, con ojos y boca, indicándole el camino hacia las otras puertas...

El nunca optará por el tobogán. Tiene buenas intenciones y corto carácter.

1 comentario:

Qappe dijo...

Tener buenas intenciones y carácter corto es muy importante. Los carácteres largos dan tantas vueltas antes de seguir avanzando...!